
Pero… como la vida es una aventura, en el horizonte de la historia de nuestros protagonistas afloran nuevos deseos y nuevos miedos.
La muchacha sueña de nuevo. En sus visiones se le aparece un angelito café con leche con la misma mirada pícara que su precioso rey negro.
Quién no desea, no teme. Y valiente no es el que no siente miedo, sino el que con su miedo a cuestas camina hacia sus deseos.